Ingres en el Prado

Ingres se ha colado en nuestro imaginario sin a veces ser conscientes. Quien no recuerda el álbum Dangerous del rey del pop, un Michael Jackson versionado en la imagen de Napoleón I del cuadro de Ingres, o Lady Gaga enfundada con ropaje y postura a la de Mademoiselle Caroline Rivière, otro óleo del pintor francés.

La herencia de Jean-Auguste Dominique Ingres (1780-1867) sigue presente pese a que en España las colecciones públicas españolas no poseen obra suya. 

La exposición es la primera monográfica del artista en España, gracias al patrocinio de la Fundación AXA, con 60 obras que resiguen cronológicamente su trayectoria como virtuoso del dibujo, retratista, pintor de historia como le gustaba ser reconocido. Al mismo tiempo, la muestra evidencia la admiración que Madrazo, Picasso, las vanguardias, Salvador Dalí, el cotizado Bacon, Saura, Hockney, el colombiano Botero o incluso el cine de Bertolucci le han profesado.  

Del total de las obras, un tercio provienen del Museo de Ingres en Montauban, localidad natal del pintor, museo que el propio Picasso frecuentó un par de veces, otro tercio del Museo del Louvre  y las otras provienen de la Galería de los Ufizzi, el Metropolitan de Nueva York y colecciones  privadas.  La Casa de Alba es la única colección privada española que posee un óleo del pintor aunque el lienzo no forma parte de esta muestra por encontrarse en préstamo.

El recorrido  se gesta con grandes piezas como La gran Odalisca, pieza que sale del Louvre en escasas ocasiones, Monsieur Bertin, Napoleón I, El sueño Ossian, Jesus sobre los doctores, la Condesa de Haussonville, la Señora de Moitessier  o su propio autoretrato que dejan al descubierto sus dotes por engrandecer el retrato, con esa incansable búsqueda por la perfección.  Sus cuadros delatan su deseo por el detalle, con sus modelos, los vestidos, sus adornos a los que define de forma escultórica, muy en la línea de los clásicos y esa fascinación por Rafael.

Si los otros retratos respiran feminidad, en El baño turco añade la contemplación sensual, el erotismo. La propia artista Cindy Sherman en 1989 supo usar su herencia; no dudó en impregnarse de la postura de los personajes de Ingres para posar ella misma como modelo en su propia obra,  una reinterpretación para afirmar la actitud de la mujer moderna.

Museo del Prado. Paseo del Prado s/n. Madrid.Exposición temporal.

Del 24 de noviembre hasta el 27 de marzo de 2016.

www.museodelprado.es

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